miércoles, 9 de mayo de 2007

La causa y el río


La novela "Cauce sin río" pone en las manos del lector una visión clara de la realidad del ser humano como unidad de la colectividad que forman todos los individuos sumados pero sobretodo de los puertorriqueños y puertorriqueñas. El protagonista de dicha obra, cuyo nombre es Víctor, es un hombre que a través de su pasado llega a encontrarse consigo mismo en medio de una batalla interna que también lo lleva a conocer su historia, y la de sus país, desde una perspectiva más objetiva y por lo tanto de mayor veracidad que la antes cómodamente conocida y aceptada. El autor logra conmover al lector de manera tal que la novela no se lee como una historia aislada, sino como un llamado a vivir y a hacer propio el mensaje de la novela esto es, cuestionar la propia existencia para lograr ver al final, al igual que Víctor, al presente como una dedición constante cuyas bases se encuentran en las aspiraciones realistas de un futuro individual y colectivamente pleno.

No es posible aspirar nada para el futuro sin antes ser capaces de sentirnos en paz, o al menos conformes de cierto modo, con el pasado; al principio de la obra los recuerdos de Víctor no consisten de memorias nostálgicas sino más bien de escenas de un pasado que le reprocha su presente. Las rutinas diarias de este hombre maduro, de posición socio-económica prominente, se ven trastocadas por ese tormento interno que provoca el vivir pensando en lo que se negó a ser y a hacer. Mientras el pasado lo abate, Víctor dice tener dentro de sí un cauce sin río, la frase expresa una imagen de un lugar donde hay espacio para que algo sea pero donde nada es. A través de los primeros capítulos se puede percibir que en Víctor hay espacio para su tierra, para su tiempo y para vivir pero su vida no corre, por eso él es el cauce sin río, una vida sin causa.
Las batallas ganadas por Víctor son importantes para todas las personas sin embargo, creo que son aún más importantes para los puertorriqueños porque el autor trata nuestra realidad política, social y económica sin adornos que nos justifiquen. Laguerre señala nuestras negligencias para con el progreso verdadero de la patria, pone en evidencia la venda que llevamos puesta para ignorar las necesidades de la mayoría y demuestra cuan importante es cuestionar los motivos de nuestros actos y decisiones con el propósito de vivir una vida transparente para con nosotros mismos para el beneficio de todos. Además el autor fue justo al no esconder que este tipo de crecimiento y lucha interna requiere constancia, voluntad, humildad para aceptar los errores cometidos e inteligencia para no desanimarse por ello.

La victoria de Víctor se ve claramente manifestada cuando el recuerdo del pasado ya no le atormenta sino que le enriquece y deja de temerle a la muerte, porque le parece más normal ahora que vivió, pues no existe la sequía donde nunca hubo río y Víctor logró correr al final. El autor no solo termina la obra con sabor a victoria, sino que también toca la fibra más íntima de nuestro patriotismo debido a que descubrimos junto a Víctor que: o se lucha porque el agua corra en nuestra tierra o nuestro propio terreno interno se agrietará y morirá en sequía. Aprendí que el flujo del río (la patria) en uno es fuerte pero es vida, mientras que el flujo de lo material o de la prosperidad económica de unos pocos privilegiados y las ansias por resultados a corto plazo, son realmente una barrera que estanca el fluir del río y es muerte al bienestar común.

Las palabras de Víctor en los últimos capítulos reflejan que en su cauce corre el río. El río de Víctor aprendió a ver en el pasado de Puerto Rico la energía para el futuro, porque si un río ignorase el manantial del que brota, en la búsqueda afanada de la desembocadura más cercana, terminaría por desaparecer. El río de Víctor es Puerto Rico, su cauce y su causa es la gente.

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