Escribo con coraje, uno que surge de la injusticia, de sentirse con las manos atadas ante la corrupción y la ignoracia, el que nace cuando uno ama a la patria y la ve sucumbir en las manos de los que se autoproclaman salvadores. Me siento frustada ante el hecho de que los que le hacen daño al país hagan más ruido y parezcan victoriosos porque juegan sucio. Me refiero a los líderes religiosos y a los políticos que se dejan sobornar por estos indignos individuos que utilizan sus posiciones para actuar justo como lo haría cualquier otra persona “sin fe” para conseguir lo que se propone. Las noticias de los últimos meses me han acongojado porque he visto cómo la tradición se ha utilizado como excusa para discriminar, para aplastar, para mantener al pueblo en la ignorancia y jugar ajedrez con los derechos humanos de toda una población. Aquí lo importante NO son las mayorías (aun cuando sus votos se vean tan tentadores y apetecibles) sino la justicia y lo que según la academia y los científicos sociales han considerado como conveniente para el pueblo y para que contemos con un sistema de gobierno limpio; ESO es democracia.
En fin, es obvio que este tema no debe tratarse en tiempos de elecciones pues amenaza con ensuciar tanto el proceso electoral como la toma de desiciones respecto a algo tan importante. Por último, quiero recordarles algo a los legisladores y a los cristianos (pues son lo únicos que se han involucrado en este proceso dando argumentos de su doctrina exclusivamente) a los primeros, que es su deber legislar para el país lo más inteligente y objetivamente posible; a los segundos, que no olviden que su propósito es ser agentes de paz para una sociedad que la necesita y que la división entre Iglesia y Estado es conveninete, justa y necesaria.
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1 comentario:
amen
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