Galletitas de lodo
Los pobres de Haití recurren a la tierra para engañar el hambre.
Los expertos dicen que la tierra con la que se confeccionan las galletas puede contener parásitos mortíferos o toxinas industriales. Archivo / XAVIER ARAÚJO
Por Jonathan M. Katz / The Associated Press
PUERTO PRÍNCIPE, Haití - Era la hora del desayuno en uno de los barrios de tugurios más miserables de Haití y Charlene Dumas comía lodo.
Con el aumento de los precios de los alimentos en el mundo, muchos de los más pobres no pueden comprar siquiera un plato de arroz por día. Y algunos apelan a medidas desesperadas para engañar el hambre.
Charlene, que a los 16 años tiene un hijito de un mes, ha acudido a un tradicional remedio haitiano para el hambre acuciante: galletitas confeccionadas con tierra seca de la planicie central del país. El lodo ha sido favorecido desde hace mucho tiempo por las mujeres embarazadas y los niños como fuente de calcio y como antiácido. Pero en lugares como Cite Soleil, el atestado barrio misérrimo junto al océano donde Charlene comparte una vivienda de dos cuartos con sus cinco hermanos y dos padres desempleados, las galletitas hechas con tierra, sal y mantequilla vegetal se han convertido en una fuente regular de sustento.
‘‘Cuando mi madre no cocina nada, tengo que comerlas tres veces por día”
Charlene Dumas joven de 16 años y madre de un infante de un mes
¿Quién gana más con la salida de John Edwards de la lucha por la candidatura presidencial demócrata?
Barack Obama
Hillary Clinton
“Cuando mi madre no cocina nada, tengo que comerlas tres veces por día”, dijo Charlene. Su bebé, llamado Woodson, se veía ligeramente más delgado de los 2.8 kilogramos (6 libras y 3 onzas) que pesó al nacer.
Aunque dice que “me agrada el gusto porque sabe a mantequilla y sal”, aclaró que las galletitas también le dan dolores de estómago. “Y cuando amamanto, el bebé también parece a veces que le dan cólicos”. La muchacha estaba descalza, tenía puesto un vestido sucio, y su cabello negro moteado de vetas rojas era indicio de una desnutrición crónica.
Algunos días, dice, no come nada más que esas galletitas de lodo.
La agencia de alimentos de las Naciones Unidas está cada vez más preocupada por los precios de los alimentos, que están subiendo fuertemente debido a varios factores.
El cambio climático provoca más tormentas que destruyen los cultivos, y el petróleo más costoso encarece los fertilizantes y el costo del transporte de los alimentos.
La mayor demanda de biocombustibles significa que se dedican menos terrenos a los cultivos alimenticios, lo que a su vez provoca una disminución de suministros y mayores precios.
La Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU lanzó un plan para combatir los aumentos de precios de los comestibles que incluye la distribución de vales a los agricultores para comprar semillas y fertilizantes en países pobres. En el Caribe, las inundaciones y los daños a los cultivos en la temporada de huracanes del 2007 hicieron que la entidad de la ONU declarase estado de emergencia en Haití y otros países. Los precios de los alimentos subieron hasta 40% en algunas islas, y líderes caribeños efectuaron una cumbre de emergencia en diciembre para debatir la reducción de los impuestos a los alimentos y la creación de grandes fincas agrícolas regionales para reducir la dependencia de las importaciones.
En Haití, los aumentos de precios y la escasez de alimentos amenazan la frágil estabilidad del país, y las galletitas de lodo son una de las poquísimas opciones que tienen los más pobres para no morirse de hambre.
Los mercaderes llevan el lodo del pueblo central de Hinche a un mercado en el barrio de tugurios La Salines, de Puerto Príncipe. Dentro del laberinto de mesas con carne y vegetales sobre las que rondan enjambres de moscas, las mujeres compran el lodo y luego hacen las galletitas en lugares como Fort Dimanche, otro barrio misérrimo, para venderlas en la calle o en mercados.
En ese mercado, dos tazas de arroz se venden ahora a 60 centavos de dólar, 10 centavos más que en diciembre y 50% más que hace un año. Los frijoles, la leche condensada y la fruta han subido a una tasa similar, e incluso el precio de la arcilla comestible ha aumentado en el último año en casi $1.50. El barro para cocinar 100 galletitas cuesta $5, dijeron quienes las confeccionan.
Marie Noel vende las galletitas en un mercado para alimentar a sus siete hijos. Su familia también las come. “Espero tener algún día lo suficiente para alimentarme, así dejo de comer esto”, dijo. “Sé que no es bueno para mí”.
Un reportero probó una de las galletitas de lodo y halló que tenía cierta consistencia, y que absorbía toda la humedad de la boca en cuanto tocaba la lengua. Durante horas le quedó un gusto desagradable a tierra.
Los expertos dicen que los efectos sobre la salud son variados. La tierra puede contener parásitos mortíferos o toxinas industriales, pero también puede suministrar calcio a las mujeres embarazadas, escribió en el 2003 Gerald Callaghan, de la Universidad Estatal de Colorado, en el Centro de Control y Prevención de las Enfermedades.
Sin embargo, los médicos haitianos han expresado que depender de las galletitas para sobrevivir conlleva el riesgo de desnutrición.
Los pobres de Haití recurren a la tierra para engañar el hambre.
Los expertos dicen que la tierra con la que se confeccionan las galletas puede contener parásitos mortíferos o toxinas industriales. Archivo / XAVIER ARAÚJO
Por Jonathan M. Katz / The Associated Press
PUERTO PRÍNCIPE, Haití - Era la hora del desayuno en uno de los barrios de tugurios más miserables de Haití y Charlene Dumas comía lodo.
Con el aumento de los precios de los alimentos en el mundo, muchos de los más pobres no pueden comprar siquiera un plato de arroz por día. Y algunos apelan a medidas desesperadas para engañar el hambre.
Charlene, que a los 16 años tiene un hijito de un mes, ha acudido a un tradicional remedio haitiano para el hambre acuciante: galletitas confeccionadas con tierra seca de la planicie central del país. El lodo ha sido favorecido desde hace mucho tiempo por las mujeres embarazadas y los niños como fuente de calcio y como antiácido. Pero en lugares como Cite Soleil, el atestado barrio misérrimo junto al océano donde Charlene comparte una vivienda de dos cuartos con sus cinco hermanos y dos padres desempleados, las galletitas hechas con tierra, sal y mantequilla vegetal se han convertido en una fuente regular de sustento.
‘‘Cuando mi madre no cocina nada, tengo que comerlas tres veces por día”
Charlene Dumas joven de 16 años y madre de un infante de un mes
¿Quién gana más con la salida de John Edwards de la lucha por la candidatura presidencial demócrata?
Barack Obama
Hillary Clinton
“Cuando mi madre no cocina nada, tengo que comerlas tres veces por día”, dijo Charlene. Su bebé, llamado Woodson, se veía ligeramente más delgado de los 2.8 kilogramos (6 libras y 3 onzas) que pesó al nacer.
Aunque dice que “me agrada el gusto porque sabe a mantequilla y sal”, aclaró que las galletitas también le dan dolores de estómago. “Y cuando amamanto, el bebé también parece a veces que le dan cólicos”. La muchacha estaba descalza, tenía puesto un vestido sucio, y su cabello negro moteado de vetas rojas era indicio de una desnutrición crónica.
Algunos días, dice, no come nada más que esas galletitas de lodo.
La agencia de alimentos de las Naciones Unidas está cada vez más preocupada por los precios de los alimentos, que están subiendo fuertemente debido a varios factores.
El cambio climático provoca más tormentas que destruyen los cultivos, y el petróleo más costoso encarece los fertilizantes y el costo del transporte de los alimentos.
La mayor demanda de biocombustibles significa que se dedican menos terrenos a los cultivos alimenticios, lo que a su vez provoca una disminución de suministros y mayores precios.
La Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU lanzó un plan para combatir los aumentos de precios de los comestibles que incluye la distribución de vales a los agricultores para comprar semillas y fertilizantes en países pobres. En el Caribe, las inundaciones y los daños a los cultivos en la temporada de huracanes del 2007 hicieron que la entidad de la ONU declarase estado de emergencia en Haití y otros países. Los precios de los alimentos subieron hasta 40% en algunas islas, y líderes caribeños efectuaron una cumbre de emergencia en diciembre para debatir la reducción de los impuestos a los alimentos y la creación de grandes fincas agrícolas regionales para reducir la dependencia de las importaciones.
En Haití, los aumentos de precios y la escasez de alimentos amenazan la frágil estabilidad del país, y las galletitas de lodo son una de las poquísimas opciones que tienen los más pobres para no morirse de hambre.
Los mercaderes llevan el lodo del pueblo central de Hinche a un mercado en el barrio de tugurios La Salines, de Puerto Príncipe. Dentro del laberinto de mesas con carne y vegetales sobre las que rondan enjambres de moscas, las mujeres compran el lodo y luego hacen las galletitas en lugares como Fort Dimanche, otro barrio misérrimo, para venderlas en la calle o en mercados.
En ese mercado, dos tazas de arroz se venden ahora a 60 centavos de dólar, 10 centavos más que en diciembre y 50% más que hace un año. Los frijoles, la leche condensada y la fruta han subido a una tasa similar, e incluso el precio de la arcilla comestible ha aumentado en el último año en casi $1.50. El barro para cocinar 100 galletitas cuesta $5, dijeron quienes las confeccionan.
Marie Noel vende las galletitas en un mercado para alimentar a sus siete hijos. Su familia también las come. “Espero tener algún día lo suficiente para alimentarme, así dejo de comer esto”, dijo. “Sé que no es bueno para mí”.
Un reportero probó una de las galletitas de lodo y halló que tenía cierta consistencia, y que absorbía toda la humedad de la boca en cuanto tocaba la lengua. Durante horas le quedó un gusto desagradable a tierra.
Los expertos dicen que los efectos sobre la salud son variados. La tierra puede contener parásitos mortíferos o toxinas industriales, pero también puede suministrar calcio a las mujeres embarazadas, escribió en el 2003 Gerald Callaghan, de la Universidad Estatal de Colorado, en el Centro de Control y Prevención de las Enfermedades.
Sin embargo, los médicos haitianos han expresado que depender de las galletitas para sobrevivir conlleva el riesgo de desnutrición.
1 comentario:
No recuerdo en qué diario leí la noticia hace un tiempo. Me causó mucha inquietud que hermanos de islas vecinas vivan pesadillas como esta en vejación a sus derechos humanos elementales. Lloré mucho y volví a llorar. Porque hasta qué punto el sistema mismo y sus gobiernos nos permiten hacer un cambio?
Cuán grande es la desesperación de una madre que ama a sus hijos ante el hambre y o enfermedad y falta de recursos!
Cuántos alimentos y porquerías consumimos innecesariamente, y estos vecinos sonríen conformes comiendo lodo, pese al daño que les ocasione!
Los bienes están mal repartidos. Da rabia la impotencia. Más rabia la inconciencia de países poderosos poseedores de alimentos, tecnología y ciencia suficientemente avanzada, para que el hambre del mundo se convierta en historia primitiva. Pero prefieren gastar trillones en guerras y poderío. Mientras más cosas y excesos, más nos alejamos de la totalidad del ser, de la verdad de que lo que afecta a unos pocos, termina afectando a todos de alguna manera.
Somos uno! :)
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