domingo, 11 de enero de 2009

Ser y Tener

Cuidado con aquél que compra cosas que no necesita con dinero que no tiene para complacer a aquellos que no valen la pena

“Mientras menos pienso necesitar, menos deseo y más rico soy...”


Estas frases las escuché ayer con una amiga. Estuvimos durante una hora sin hablar porque estábamos muy ocupadas escuchando una producción llamada “América canta”. Esta producción, más que un DC es la poesía capturada en canción. De hecho, es más que poesía, es la poesía danzando con la Verdad. Mientras escuchaba las canciones y las reflexiones a las que invitan, pensaba en todas las cosas con las que he sido bendecida y recordé que tengo más de lo que merezco y de lo que necesitaría para subsistir. Fue entonces que saltó en mi mente una frase de Freire, quien dice en 'Pedagogía del oprimido' que en la realidad que hemos creado como sociedad desarrollada “ser es tener casi siempre a cuesta de los que no tienen”.

Tal vez por eso vemos titulares en las noticias de empresarios que se suicidan porque cae la bolsa de valores, que terminan con su vida en un BMW por que el negocio parecía terminar. Para esas personas, como para muchas de nosotras en una medida u otra, tener era ser, y si no tenían no eran, no tenían razón de ser, todo perdió sentido porque no eran nadie sin sus chequeras, sin la capacidad de adquirir propiedades con una etiqueta que las identifique como “de marca”. ¿Qué hemos querido llegar a ser si no somos nadie sin las cosas que nosotros mismos hemos creado y que se podrirán algún día en un vertedero? Nada. Porque nuestro cascarón algún día también se podrirá, pero al menos estos respiraron vida un día, caminaron un día sobre el suelo que otras tantas personas caminaron antes.

Tal vez por algo similar algunas mujeres se matan a sí mismas de hambre y hombres introducen en sus cuerpos sustancias dañinas en su afán, ambos, por lograr llenar la sombra de una silueta construida con líneas imaginarias, como las de los mapas pero carentes de utilidad, en el fondo del espejo dibujadas por algun@s cuantos idiotas que se llenan los bolsillos gracias a la creación de esas macabras imágenes de mujeres que parecen replicas de cadáveres egipcios momificados y hombres que se asemejan a inhumanos robots de acero.

Pero eso es otro asunto... Realmente lo que necesito exorcizar hoy es la tristeza que me causa el hecho de que no nos damos cuenta de lo privilegiad@s que somos, de que seamos capaces de crear necesidades que se convierten en las detonadoras de las angustias de nuestros días, angustias que consumen nuestras energías y que no nos permiten disfrutas de los simples placeres de la vida, ni de luchar por aquello que realmente es esencial, ni para servir a los demás, una de los más enriquecedores placeres existentes. De hecho está fisiológicamente comprobado que cuando las personas servimos nuestro cuerpo libera sustancias que proveen un sentido de bienestar natural, algo parecido a lo que sucede cuando sabemos que nuestras vidas tienen un propósito y trabajamos en ello.

Pero cuando nos sucede como al niño del anuncio del Regreso a la Escuela de Walgreens nos angustiamos, preocupamos, estresamos, afanamos en fin, SUFRIMOS sino tenemos lo que vemos que otros tienen, precisamente porque tienen el mismo vacío que nosotros nos estamos creando. Este chico del anuncio, de imagen estereotipada, caminando con los hombros tensos en señal de inseguridad social y con espejuelos mira con miedo y envidia a otro niño que anda repleto de accesorios y, muy estereotipadamente también, camina rítmica y exageradamente mientras otros estudiantes, algunos de ellas chicas, lo miran admirados simplemente porque TIENE esas cosas. El niño de los espejuelos ve que al otro se le cae el recibo de compras (como si él las hubiese comprado, como no...) del lugar donde adquirió esas cosas que ahora le hacen digno de admiración. El pobrecito probablemente le rogó a sus padres que inviertieran su dinero en esas cosas, ¿por qué?
Por que cree, como el otro niño, que las necesita para tener lo que todos realmente queremos tener: plenitud y paz.

... escriba usted el resto...